Un Año Viejo infantil






Para los niños y niñas de mi condominio

Linda tradición la de los Años Viejos, monigotes caseros que rellenamos con aserrín o papel periódico, cubrimos con caretas y quemamos la noche del 31 de diciembre para ahuyentar malas vibras, broncas y ansiedades. Recurso creativo que permi­te burlarse de los políticos, reclamar sin paros ni huelgas, reaccionar a todas las caras del maltrato, la injusticia, la corrupción, la impunidad.

Los niños son los que más se divierten con los Años Viejos. Pero los monigotes que fabrican son por lo general Años Viejos Adultos, representando personajes y problemáticas adultas. Siem­pre pensé que si los niños pudieran hacer sus propios Años Viejos, muchos escogerían como tema la escuela.

Un Año Viejo sobre la escuela es efectivamente lo que decidieron hacer los niños y niñas de nuestro condominio, en Quito. Mi hijo menor entre ellos. Dejando de lado los personajes trillados - el borracho con la botella, la mujer con el palo persiguiendo al marido, el futbolista con su pelota, el político arengando - montaron el escenario escolar con tres Años Viejos: director, profeso­ra y alumno. Una pizarra, un mapa colgado de la rama de un árbol, el director - careta de lentes y pocos amigos - sentado con su portafolio al brazo, la maestra - careta de bruja - parada, regla en mano. El alumno, sentado, con careta de niño. Completando el cuadro, cuadernos, tizas y libros, sobre una mesa de cartón. Todavía no había computadoras.

Colgados entre las ramas de los árboles que sirven de escenario natural, los típicos carteles que acompañan a los Años Viejos. En este caso, carteles alusivos a la escuela, hechos por los propios niños, errores de ortografía, letras garrapateadas, borrones.

LOS DEBERES CAUSAN CANSANCIO MENTAL
ABAJO LAS ESCUELAS
HUELGA DE ESCUELAS
PROFESORAS BRUJAS
U,U,U, BRUJAS
EL DIRECTOR ES UN MANDON
NO NOS ATORMENTEN CON ESCUELAS
NECESITAMOS JUGAR MAS Y MENOS DEBERES
QUE, ¿NO ENTIENDEN?

Niños y niñas actuaron en el escenario un conversatorio sobre la escuela, replicando los estereotipos de la niña aplicada y el niño vago, la niña recatada y el niño osado. Todos compartieron sus experiencias escolares, los deberes que les mandan, los castigos que les aplican, los libros que les mandan a leer, los profesores con que interactúan. 

Un niño de pre-escolar pide a los más grandes que le lean lo que dicen los carteles y comenta que a él le encantan los deberes. Una niña dice que lo que más le gusta de la escuela es el bus. Otra revela que su mamá le mandó un regalo a la profesora para que no le ponga mala nota en inglés. Otro argumenta que el inglés es más fácil que el español. A lo cual otro dice que tal vez para los gringos, pero no para los ecuatorianos...

Yo en calidad de público, observando y pensando qué bueno sería que los 31 de diciembre los niños pudieran hablar sobre sus escuelas, como lo hicieron estos niños de mi condomi­nio. A través de estos Años Viejos Escolares noso­tros, los adul­tos, podemos entender mejor lo que nuestros niños piensan y sienten sobre la escuela. 

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