Educación de las niñas: Lecciones del BRAC (Bangladesh)




Supe del BRAC y entré en contacto con su programa de educación mientras trabajaba como asesora en la sección educación de UNICEF en Nueva York, a inicios de los 1990s. Desde el principio me llamó la atención el concepto de 'educación primaria no-formal' del BRAC. Este programa, iniciado en 1985 con 22 escuelas, se propuso llegar a los sectores más pobres de Bangladesh, especialmente en zonas rurales. El objetivo específico era atraer a las niñas, entonces en su mayoría fuera de la escuela.

Visité Bangladesh dos veces, en 1993 y 1995, y tuve oportunidad de ver el programa del BRAC en marcha. Junto con Manzoor Ahmed, entonces Director de Programas de UNICEF, escribí un dossier titulado Reaching the Unreached: Non-formal approaches and universal primary education, (Llegar a los excluidos: Enfoques no-formales y educación primaria universal, UNICEF, 1993). El programa de educación primaria no-formal del BRAC fue una de las experiencias incluidas.

También lo incluimos en la Serie de Innovaciones Education for All: Making It Work organizada conjuntamente por UNICEF y UNESCO a raíz de la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos en Jomtien (1990). Dieter Berstecher (UNESCO París) y yo (UNICEF Nueva York) coordinábamos el proyecto. (En el año 2000, diez años después de la conferencia de Jomtien, UNESCO decidió transferir la serie a PROAP, en Bangkok. Ver el número 14 dedicado al proyecto  Lok Jumbish, en la India).

Una de las cosas que me maravilló fue la sabiduría pragmática con la que el BRAC encaraba el programa. El primer paso fue una encuesta para preguntar a los padres de familia por qué no enviaban a sus hijas a la escuela, la cual arrojó tres razones principales: 1) la jornada escolar era demasiado larga (necesitaban que las niñas ayudaran en casa con las tareas domésticas); 2) los profesores eran mayoritariamente hombres (las familias expresaron que se sentirían más cómodas con profesoras mujeres); y 3) la escuela - cuando estaba disponible - estaba lejos del hogar.

Aceptando las necesidades expresadas por los padres de familia, BRAC actuó en consecuencia. El diseño del programa adoptó tres medidas claves:

1) reducir la jornada escolar (3 horas diarias), repensar todo el calendario escolar (más meses en la escuela, no vacaciones largas), y ajustar el currículum a fin de adecuarlo a la reorganización del tiempo (la idea era completar en cuatro años la escuela primaria, que dura cinco años en Bangladesh);

2) identificar mujeres en las comunidades locales y ofrecerles una capacitación inicial a fin de que pudieran asumir tareas de enseñanza;  y

3) construir escuelas cercanas al hogar. 

Las escuelas primarias no-formals del BRAC fueron las escuelas más simples y bonitas que conocí hasta ese momento en zonas rurales pobres. Escuelas de una sola habitación construidas con materiales del medio, con ayuda de la comunidad. Luminosas, limpias, coloridas. Pequeños tapetes sobre el suelo para los alumnos, una pizarra mediana, posters y ayudas visuales por todos lados. 

Niñas y niños caminaban distancias más cortas a y desde la escuela y permanecían en ella solo 3 horas diarias, lo que les dejaba tiempo suficiente para seguir ayudando en sus casas.

Había pocas mujeres maestras en las comunidades, por lo que el BRAC seleccionó en cada comunidad a las mujeres con más alto nivel de escolaridad (a menudo, la educación primaria) e interesadas en enseñar, y les capacitó. Inicialmente con un curso emergente de 12 días de duración, más adelante complementado con cursos mensuales y con una orientación intensiva anual.

Es así como el BRAC logró atraer a niñas que de otro modo jamás habrían ido a la escuela.

Cuando visité el BRAC, este programa ya era considerado una 'experiencia exitosa' no solo en Bangladesh sino a nivel internacional. Desde entonces, BRAC ha continuado creciendo. Hoy es "la organización de desarrollo más grande del mundo". Su programa de educación pasó a convertirse en un sistema educativo completo. La oferta educativa sigue siendo gratuita. Llegó a los tugurios, en zonas urbanas, incorporó el aprendizaje en línea y cuenta hoy con una universidad así como una red de bibliotecas móviles. En términos de aprendizaje, los alumnos de las escuelas del BRAC obtienen resultados que están por encima del promedio escolar en Bangladesh.
Algunos datos de las escuelas primarias no-formales del BRAC (enero 2017):
14.153 escuelas
389.910 estudiantes, 62,17% de ellos niñas.
5.3 millones de estudiantes han completado la primaria, 60,43% de ellos son niñas.
5.55 millones de estudiantes han pasado a las escuelas formales del gobierno, 60,12% de ellos son niñas.
14.153 profesores
El programa de educación del BRAC ha recibido numerosos reconocimientos y premios internacionales, uno de ellos el prestigioso Premio WISE de la Fundación Qatar, en 2011. Me dio mucho gusto estar en Doha, en el evento de WISE, cuando el fundador y director del BRAC, Sir Fazle Hasan Abed, recibió el premio.

La educación de las niñas sigue siendo un problema a encarar en todo el mundo, empezando desde el desarrollo infantil y la educación primaria. El tema continúa planteando viejos y nuevos desafíos. Se multiplican los diagnósticos y los estudios, los foros y debates repiten muchas veces cuestiones ya conocidas, hay una verdadera hambre de datos. En medio de todo eso,  a menudo recuerdo la larga y fructífera experiencia del BRAC, su visión de corto, mediano y largo plazo, su consulta a las familias y comunidades, su interés permanente por conectarse a las realidades y necesidades locales. 

En tiempos en que todo parece empezar de cero y en donde cualquier cosa puede ser dada por innovación, es esencial mirar atrás y aprender de la experiencia.

Textos telacionados en este blog 
» Aprender a lavarse las manos
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