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El modelo educativo correísta




Unidad Educativa del Milenio

El modelo educativo de la «revolución educativa» impulsada en el Ecuador en el gobierno de Rafael Correa (2007-2017) comparte varios rasgos que caracterizan al modelo dominante de reforma educativa a nivel mundial en la actualidad, el Movimiento Global de Reforma Educativa (GERM), como lo bautizó Pasi Sahlberg. Un germen que viene contagiando a muchos «países en desarrollo» y algunos de cuyos elementos reconocibles son: competencia (antes que colaboración), excelencia, meritocracia, culto al conocimiento experto, a la evaluación y a las pruebas estandarizadas, y rankings.

Un modelo educativo que, como tal, no tiene relación con el Sumak Kawsay o Buen Vivir, concepto proveniente de la cosmovisión indígena andina - armonía con uno mismo, con la comunidad y con la naturaleza - y propuesto en la Constitución (2008) como paradigma alternativo al del desarrollo.

Cuando se habla de educación, la mayoría de personas piensa en sector educativo, política educativa, sistema educativo. Cuesta quebrar esa lógica y mirar el campo educativo de manera amplia, más allá del sistema formal y las aulas, incluyendo las educaciones que tienen lugar en la familia, en la comunidad, en los diversos lugares y espacios de la vida cotidiana. Y, sobre todo, cuesta ver lo que está atrás, percibir el «modelo educativo' que hilvana las piezas.

¿Cuál fue el modelo educativo impulsado en la década de gobierno de Rafael Correa en el Ecuador (2007-2017)?

Un modelo educativo:

▸ Sin historia

La «revolución educativa» se presentó como fundacional: todo empezó en el país en 2007, nada se hizo - o todo se hizo mal - con anterioridad. La excepción fue el Plan Decenal de Educación 2006-2015 gestado y aprobado mediante consulta popular en el gobierno anterior, de Alfredo Palacio (abril 2005-enero 2007), y al que el gobierno de Correa dio continuidad, ratificando en el cargo a Raúl Vallejo, ministro de educación de Palacio.

Como en las demás áreas, la línea de tiempo se dividió en antes y después de la «revolución ciudadana». Quienes se atrevieron a discrepar fueron acusados de "querer volver al pasado", de "atrasapueblos", "mediocres", "salvajes", "los mismos de siempre". Pasado pasó a ser sinónimo de atraso, inacción, neoliberalismo, caos. Esta mentalidad llevó a empezar todo de cero, a improvisar de manera permanente, a ignorar lecciones aprendidas, a desconocer la experiencia y el conocimiento acumulados, a sobrevalorar el aporte de los jóvenes y a despreciar el aporte de los adultos y de los mayores, a depender de consultores y asesores extranjeros y a prescindir de especialistas ecuatorianos pensantes, críticos, comprometidos, que hemos sido parte activa de la educación en este país.

▸ Sin evidencia

Las políticas educativas adoptadas no se basaron en evidencia. Al contrario, en muchos casos contrariaron la evidencia disponible en varios campos: prioridad asignada a la educación superior, prioridad asignada a la infraestructura, ausencia de consulta y participación ciudadana en las decisiones de política, desatención a la lectura y cierre de bibliotecas, alfabetización de adultos, cierre de escuelas rurales, construcción y modelo arquitectónico de las Unidades Educativas del Milenio (UEM), reducción de la jornada escolar y establecimiento de doble jornada, Bachillerato General Unificado (BGU), Plan Familia (educación sexual), política docente, evaluación de desempeño docente, política de becas, concepto e implementación del Examen Nacional de Educación Superior (ENES), instalación de Yachay, Ciudad del Conocimiento, entre otros.

▸ Sectorial

La educación entendida como «sector» y la política educativa como política sectorial. Más aún: el conocimiento y el talento humano fueron concebidos como un sector (ver Ecuador hacia el 2035: Agenda prospectiva para el Sector del Conocimiento y Talento Humano, documento producido y publicado por el Ministerio Coordinador del Conocimiento y Talento Humano en mayo de 2017, cuando el gobierno ya estaba de salida).

Los vínculos de la educación (familiar, escolar, comunitaria, ciudadana) con la pobreza, la salud, la alimentación, la nutrición, el trabajo, el empleo, el bienestar familiar, el desarrollo comunitario, la ciudadanía, el medio ambiente, la corrupción, etc., apenas si fueron considerados y encarados. La lectura fue entendida como asunto del «sector cultura». La desnutrición infantil fue abordada como tema del sector salud. Los informes sobre la educación omitieron por lo general referirse a la desnutrición infantil, pese a que la problemática afecta de manera directa a la primera infancia y a los sectores más desfavorecidos, y pese a que el Ecuador tiene la segunda tasa más alta en la región, después de Guatemala: 1 de cada 4 niños menores de 5 años padece desnutrición crónica, esa que deja secuelas imborrables por el resto de la vida. Esta se redujo en apenas un punto durante la década.

▸ Centrado en el sistema educativo formal

El sistema educativo en el Ecuador se divide en dos y así lo consagró la «revolución educativa»: a uno se le llama sistema nacional de educación (educación inicial, básica y bachillerato), y al otro sistema de educación superior. El primero a cargo del Ministerio de Educación y el segundo a cargo de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). Dos leyes, dos lógicas, dos estructuras. La política educativa, sin visión sistémica, se piensa y organiza así, reproduciendo la falta de articulación entre ambos sistemas, que son en verdad - deberían ser - uno solo.

Por otro lado, desde la visión escolarizante, la política educativa se desentiende de los aprendizajes que tienen lugar fuera de las aulas: en la familia, en la comunidad, en el trabajo, a través de los medios, en Internet, en la participación, en la convivencia, en la política, etc. La «revolución educativa» ignoró el paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida, paradigma para la educación en el siglo 21 propuesto por la UNESCO, el cual reconoce el aprendizaje como un continuo, desde el nacimiento hasta la muerte, dentro y fuera de las aulas, en entornos formales, no formales e informales.

▸ Centrado en el acceso

Los avances de la «revolución educativa» destacaron en las estadísticas de acceso. La matrícula creció en todos los niveles, aunque no según lo contemplado en el Plan Decenal de Educación (2006-2015). Las tasas de abandono también se mantuvieron altas en todos los niveles. La eficiencia del sistema, la equidad y la calidad de la oferta educativa subsisten como desafíos, así como la educación intercultural bilingüe y la brecha urbano-rural.

Mejoraron los resultados de aprendizaje en educación básica - entre el SERCE (2006) y el TERCE (2013), estudios aplicados por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO, los cuales evalúan cuatro áreas en 4o y 7o de educación básica - pero el país se mantuvo en la media y por debajo de la media regional en lectura y escritura en 7o de básica. El ERCE, aplicado en 2018, mostró estancamiento desde 2013 en los aprendizajes de la mayoría de los 16 países latinoamericanos participantes, entre ellos el Ecuador. En las pruebas Ser Bachiller de 2016-2017 74% de los postulantes obtuvo puntajes entre insuficiente y elemental. Hay serios problemas de equidad y calidad en todo el sistema, incluida la educación inicial, la educación básica, el bachillerato y la educación superior.

▸ Prioriza la infraestructura

La «revolución ciudadana» se preció de la obra física: carreteras, hospitales y escuelas. Sobre la red vial construida en el gobierno de Correa un estudio del BID - Reformas y Desarrollo en el Ecuador contemporáneo, 2018 (Cap. 8 Infraestructura y Cap. 9 Plan Relámpago) - encontró problemas de planificación, diseño y mantenimiento. Las Unidades Educativas del Milenio (UEM) tuvieron asimismo problemas de construcción; una UEM sin inaugurar sufrió grandes daños y debió ser demolida en Pedernales, Manabí, luego del terremoto de abril de 2016; otras UEM recién construidas sufrieron asimismo daños; el Ministro de Educación Augusto Espinosa reveló que las UEM no habían sido aseguradas. Por otro lado, la Contraloría estableció glosas por USD 24,6 millones a la constructora china de las UEM.

Como se sabe, la obra física es altamente valorada por la población y genera espejismos, especialmente en educación. La infraestructura fue prioridad desde la educación inicial hasta la superior, y a ella se destinaron recursos millonarios. Las prioridades de inversión se establecieron exactamente al revés: 1. infraestructura, 2. tecnologías, 3. docentes. Sabemos, no obstante, que la infraestructura no es el principal factor en educación ni asegura por sí misma calidad educativa.

Las Unidades Educativas del Milenio (UEM), megaplanteles que ofrecen todos los niveles educativos, con capacidad para más de 2.500 alumnos organizados en dos turnos, uno matutino y uno vespertino, fueron propuestas como EL MODELO de educación escolar para todo el país. La primera UEM se construyó e inauguró en 2008; en 2014 Correa dijo que el país necesitaba 5.000 UEM para cubrir la demanda, 900 de nueva construcción y que hasta mayo de 2017 (fin del gobierno) se construriían 600. En realidad, hasta el fin del gobierno se construyeron e inauguraron 100 UEM, en zonas urbanas y rurales, las cuales llegaron a cubrir a 3.6% de la matrícula de la educación pública en el país.

Hay consenso internacional en el sentido de que la calidad, en la educación escolar, se juega principalmente en la calidad de los docentes, que ésta supone un esfuerzo complejo, multidimensional y sostenido, que no se limita a su formación-capacitación sino que empieza con su selección, y que sus resultados solo se ven en el mediano y largo plazo. Hay asimismo conciencia de que los llamados «factores extra-escolares» (las condiciones de la familia y de la comunidad) tienen gran peso en el desempeño escolar, incidiendo a menudo en más del 50% de los resultados de aprendizaje.

▸ Sobrevaloró la evaluación y las pruebas estandarizadas

La importancia dada a la evaluación es una de las características del modelo dominante de reforma educativa global en la actualidad. La evaluación docente, y específicamente la evaluación del desempeño docente, es una recomendación de política del Banco Mundial a los «países en desarrollo» desde los 1990s. El Ecuador de Correa entró de lleno en la tónica del «Estado evaluador», instaurando en 2009 por primera vez una evaluación de desempeño docente - con uso de la fuerza pública - e ingresando en 2016 a PISA para el Desarrollo (PISA for Development), una iniciativa creada por la OCDE en 2014 con la idea de incorporar a PISA a países de ingresos medios y bajos.

La creación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL) en 2012 significó la posibilidad de dar rienda suelta a las pruebas estandarizadas para todos: estudiantes (desde los 4-5 años de edad), profesores, directivos, planteles. La noción de calidad educativa se restringió a los resultados de dichas pruebas (las cuales evalúan apenas una pequeña parte del currículo prescrito), renunciando a una visión compleja y multidimensional de la calidad que mira no solo resultados sino también contenidos, procesos, clima escolar y clima de aula, ausencia de violencia, lengua(s) de enseñanza, pertinencia y relevancia cultural y social del currículo y de la pedagogía, empatía en la relación de enseñanza-aprendizaje, satisfacción de los estudiantes y del profesorado, etc.

▸ Selectivo

Si bien la gratuidad se generalizó a todos los niveles (se eliminaron las llamadas «cuotas voluntarias» que aportaban las familias y se ofreció gratuitamente uniformes, textos y alimentación escolar), al mismo tiempo que se establecieron políticas selectivas que contribuyeron a generar nuevas inequidades. Dos ejemplos:

1) las 100 Unidades Educativas del Milenio (UEM) construidas y terminadas durante el gobierno de Correa, como se ha dicho, llegaron a cubrir a menos del 5% de los estudiantes de la educación pública, creando expectativas no cumplidas entre la población que hasta último momento esperaba y pedía "su" UEM;

2) el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES) aplicado entre 2012 y 2016. Institutos privados proliferaron en todo el país ofreciendo preparar a los estudiantes para el ENES, pero muchas familias no podían acceder a sus costos. Muchísimos estudiantes se presentaron 2, 3 y más veces al ENES buscando mejorar el puntaje a fin de ubicarse en el llamado Grupo de Alto Rendimiento (GAR), el cual permitía acceder a becas y otros beneficios;

3) las becas internacionales favorecieron a estudiantes de familias acomodadas y a la provincia de Pichincha, donde está Quito, la capital.

▸ Vertical y autoritario

La «revolución educativa» operó verticalmente: decisiones tomadas arriba - Presidencia de la República, Ministerios, instancias de dirección y asesoría en diferentes niveles - y bajadas a la sociedad para su información y ejecución. El no acatamiento significó amenazas y sanciones, especialmente entre los docentes y el estudiantado. Demás está decir que el modelo vertical de reforma educativa no ha funcionado en ningún lado.

La evaluación docente se impuso a sangre y fuego en 2009 (la resistencia de los gremios docentes a la evaluación ha sido la tónica general en los países de la región). Ante problemas con la Unión Nacional de Educadores (UNE), Correa amenazó con cerrarla y crear su propia organización docente. Así surgió la Red de Maestros por la Revolución Educativa (creó también otras organizaciones paralelas, de indígenas, campesinos, trabajadores).

"Ni se metan con Yachay porque me les presento (a elecciones) en el 2021”
amenazó Correa un año antes de terminar su gobierno (25 junio 2016), pretendiendo así callar las críticas y denuncias en torno a su proyecto estrella, Yachay, la Ciudad del Conocimiento.

▸ Opaco y hermético

Aunque en apariencia hubo mucha información sobre la educación durante la década, ésta fue escueta, dosificada y controlada. A partir de 2012 rigió un Código de Etica del Ministerio de Educación (Acuerdo 0455-12) elaborado por la ministra Gloria Vidal, que prohibió a los funcionarios divulgar información sobre el sistema educativo. Es así, entre otros, como se ocultaron los casos y denuncias de abuso sexual en escuelas que luego se destaparían como escándalo nacional en los últimos meses del gobierno de Correa y en los primeros meses del gobierno de Lenin Moreno. Estadísticas básicas, que suelen estar disponibles en portales de los países, no lo estuvieron en el Ecuador. Los índices de permanencia y completación en los diferentes niveles, sobre todo en el bachillerato, fueron ocultados.

Análisis e informes en torno a evaluaciones, encuestas, becas, no se pusieron a disposición pública. Los pedidos de información quedaron sin respuesta. La información divulgada por el gobierno a través de sus medios y de las redes sociales generalmente omitió fuentes y enlaces de referencia, haciendo difícil, si no imposible, la verificación de los datos. Todo esto puso enormes trabas a la investigación educativa durante la década. El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2017-2018 de la UNESCO mencionó mencionó al Ecuador como uno de los países latinoamericanos con menos transparencia presupuestaria en educación: 50% (Accountabilty in Education, tabla p. 424, datos de 2015).

▸ Orientado a la educación superior

Durante la década, el gobierno y especialmente la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT) promovieron el acceso a la educación superior y la obtención de un título académico como ideal de todo ecuatoriano. Con la oferta técnica y tecnológica reducida al mínimo, la universidad apareció como la opción por excelencia de continuidad de estudios.

Al final de la década, 9 de cada 10 jóvenes querían ingresar a la universidad. La capacidad de las universidades para ofrecer cupos en las distintas carreras se quedó muy corta frente a la magnitud de la demanda, resultado de lo cual, año tras año, miles de jóvenes pasaron a engrosar las filas de los 'ninis' (ni estudian ni trabajan), esperando nuevas convocatorias y preparándose para rendir nuevamente el ENES a fin de mejorar el puntaje y ubicarse en condiciones más competitivas para conseguir cupo en la carrera elegida. En 2016 un estudio del Banco Mundial estimaba que 21% de los jóvenes entre 15 y 29 años eran 'ninis' en el Ecuador.

▸ Dependiente de la propaganda

La 'revolución ciudadana' fue apuntalada con una fuerte inversión en propaganda. La 'revolución educativa' fue una pieza clave de dicha propaganda. La ausencia de verificación de la información sobre educación por parte de los medios y del mundo académico y especializado, y el desinterés y desconocimiento de la ciudadanía en torno al tema educativo permitieron que muchas afirmaciones quedaran como verdades incuestionadas. Este fue el caso de muchos datos que se usaron para dar bautizar a ésta como "la década ganada".

El Plan Decenal de Educación 2006-2015 no cumplió con las 8 políticas establecidas; no obstante, el ministro Augusto Espinosa le mintió al país afirmando que el Plan se cumplió en su totalidad; nadie verificó esa afirmación y, concluido el gobierno de Correa, el exministro pasó a presidir la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional. La ciudadanía incorporó sin cuestionar, ni siquiera preguntar, afirmaciones recurrentes sobre inversión, gratuidad, calidad, eficiencia y eficacia de las políticas educativas y sobre los 'logros' de la revolución educativa. El Ecuador debe ser el único país que, en una década, "erradicó el analfabetismo" dos veces (Ecuador: El fiasco de la alfabetización).

▸ Burocrático

El modelo educativo se caracterizó por ser altamente burocrático, rígido, normativo, con escasos márgenes de flexibilidad y de autonomía para la cadena de sujetos involucrados en el funcionamiento del sistema educativo: directivos, docentes, estudiantes. Los profesores fueron abrumados con tareas burocráticas, trámites, llenado de formularios, etc. que subordinaron su tarea pedagógica y profundizaron, de hecho, la tendencia hacia la des-profesionalización del magisterio. El monitoreo y la evaluación de las universidades adoptó también un modelo burocrático, centrado en la gestión. Con todo esto, en vez de acercarse, el Ecuador se alejó de la autonomía - de los estudiantes, de los profesores, de las instituciones educativas - reconocida como indispensable y característica de las buenas prácticas educativas y de los modelos educativos exitosos a nivel mundial.

▸ Tecnocrático

La 'revolución educativa' confió en el 'saber experto' como único saber necesario para hacer educación y política educativa. Cientos de consultores y asesores nacionales e internacionales fueron contratados para elaborar diagnósticos y propuestas, mientras se despreciaron los saberes de los profesores, las familias, los estudiantes, las organizaciones sociales. La sociedad civil estuvo ausente de toda participación en el diseño, gestión y evaluación de la política educativa. Se pretendió modificar comportamientos a partir de leyes, decretos, normas, represión, antes que modificar la cultura ciudadana a través del diálogo, la persuasión, el ejemplo, la consulta, la participación, el debate, las prácticas cotidianas.

▸ (Supuestamente) meritocrático

El gobierno anunció que se regiría por los valores y principios de la meritocracia. Se supone que un sistema meritocrático hace valer la educación, el conocimiento, el talento, las aptitudes, la experiencia, los títulos académicos, los puntajes en pruebas de evaluación, etc. No obstante, las grandes desigualdades económicas, sociales, educativas y culturales existentes en el país operan en el trasfondo impidiendo de hecho la igualdad de oportunidades que sería necesaria para hacer posible una auténtica meritocracia.

Se supone que un sistema meritocrático elimina el nepotismo, los privilegios inmerecidos, los favores. No obstante, todos ellos permanecieron de manera visible en las estructuras gubernamentales. También hubo varios casos de fraude académico vinculados a personas con altos cargos en el gobierno o de su confianza. El gabinete y otros funcionarios rotaron de manera permanente, sin respeto por el conocimiento y la experiencia requeridos en cada nueva función. La obsesión por los títulos, especialmente de Ph.D., se volvió endémica.

▸ 'Bancario'

La 'educación bancaria' - centrada en el profesor, enseñanza frontal, aprendizaje memorístico, enciclopédico, pasivo, acrítico - siguió predominando en el sistema educativo a todos los niveles y se afianzó también en la convivencia social y en la vida política. El Ecuador llegó a ubicarse como el país con menos libertad para hablar y criticar en América Latina, según la encuesta del Latinobarómetro 2016. El clima general de temor y autocensura fortaleció el modelo educativo convencional, dentro y fuera de las aulas: miedo a pensar y a pensar críticamente, miedo a hablar y a expresarse con libertad. La mala política y la mala educación convergieron y se dieron la mano.

▸ Modernizante

Correa - dicho por él - se propuso modernizar el capitalismo en el Ecuador. La modernización de la educación pasó fundamentalmente por infraestructura y tecnologías, y por buscar modelos de inspiración fuera del país (Estados Unidos, Corea del Sur, Singapur, Finlandia, España, etc.). El proyecto más ambicioso de la 'revolución educativa', Yachay, la Ciudad del Conocimiento, sería un proyecto a 35 años, un "Silicon Valley en el mundo andino". Los bachilleres ecuatorianos estudiarían con becas "en las mejores universidades del mundo".

Las Unidades Educativas del Milenio "no tienen nada que enviarles a las escuelas privadas de los ricos", "no le pedirán favor a ninguna escuela del extranjero" decía Correa en 2013, mientras ordenaba cerrar escuelas unidocentes, comunitarias, alternativas, "escuelas pobres para pobres", testigos del pasado y del viejo país. (Cabe recordar que las escuelas uni-y bi-docentes constituyen más del 50% de las escuelas públicas en el Ecuador).

▸ Conservador

Las visiones y los valores que atravesaron a la 'revolución educativa' fueron tremendamente conservadores, en todos los planos. La educación sexual fue dejada en manos de sectores cercanos al Opus Dei. El Plan Familia, directamente bajo el control de la Presidencia de la República, movilizó protestas masivas, sobre todo de las mujeres. Rafael Correa encarnó personalmente esos valores y actitudes conservadores, entre otros oponiéndose firmemente a la despenalización del aborto y cuestionando la llamada "ideología de género", bandera de grupos ultraconservadores en América Latina.

▸ Homogeneizante

En país reconocidamente plurinacional y multicultural, con gran diversidad geográfica y climática, la 'revolución educativa' optó por la homogeneización y la estandarización en todos los campos: infraestructura, evaluación, currículo, pedagogía, alimentación escolar, normas.

Se cultivó EL modelo antes que la posibilidad de modelos diversos. Las Unidades Educativas del Milenio se hicieron con un único diseño arquitectónico (argumentando costos y 'ahorros' al optar por el modelo único), sin atención a diferencias de región, clima, distancias, culturas, grupos. Las pruebas estandarizadas se multiplicaron. La Educación Intercultural Bilingüe fue una de las más afectadas por el ímpetu homogeneizador y estandarizador, con el consiguiente descontento y rechazo de las organizaciones indígenas, especialmente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).

▸ Extranjerizante

La 'revolución educativa', en muchos sentidos, valoró lo extranjero sobre lo nacional. Importación de ideas y modelos de diversas partes del mundo, antes que recuperación y desarrollo de ideas y modelos propios. Contratación de consultores, asesores, conferencistas extranjeros, a menudo desestimando el talento y la experiencia nacionales. Importación de profesores, privilegiando requisitos académicos antes que el conocimiento del país y de las realidades y culturas locales. Becas en "las mejores universidades del mundo" mientras se desestimaba a las mejores universidades ecuatorianas. Valoración de los países del Norte antes que los de América Latina. El modelo de referencia para la creación de la Universidad Nacional de Educación (UNAE) fue el Instituto Nacional  de Educación (INE) de Singapur (Castellani y Cruz Aguayo, 2018). La 'Ciudad del Conocimiento', Yachay, se propuso ser una suerte de Sillicon Valley latinoamericano. El 'modelo Yachay' - directivos y profesores extranjeros, con sueldos extravagantes, varios trabajando a distancia, vía Skype - fue la expresión más acabada de un modelo 100% Ph.D., despilfarrador y sin asidero en el contexto nacional.

▸ Cantidades sobre calidades

La asociación a este respecto fue la usual: la idea (a menudo errada en educación) de que más equivale a mejor: más presupuesto, más tiempo de enseñanza/estudio, más contenidos, más deberes, más pruebas, más años de escolaridad, más títulos. La autopresentación de la 'revolución educativa' abundó en cantidades: montos de inversión, número de construcciones, de alumnos por plantel, de días y horas de clase, de cursos, de becas. No obstante, hoy se reconoce que más importante que cuánto es en qué se invierte (la llamada 'calidad del gasto').

El ministerio de educación anunció con orgullo que el Ecuador era el país con más días y horas de clase en el mundo (pero lo que importa es cómo se usa el tiempo) y 'evaluó' la capacitación docente en número de horas de capacitación. Correa se propuso reducir de 21.058 a 5.564 los planteles educativos públicos en el país, fusionando escuelas pequeñas en las Unidades Educativas del Milenio y cerrando escuelas comunitarias.

▸ Competencia antes que colaboración

La 'revolución ciudadana' promovió la competencia y la cultura de los rankings a niveles inimaginados en el país. La ranking-manía se convirtió en deporte nacional, con el gobierno obsesionado por ubicarse bien en rankings a nivel sudamericano, latinoamericano y mundial. A su vez, la 'revolución educativa' fomentó la competencia entre estudiantes, entre profesores y entre planteles; se divulgó calificaciones y rankings, y se instauró la premiación, en actos públicos, de 'los mejores' a partir de resultados en pruebas. Aprender a colaborar (antes que a competir), a trabajar en equipo (antes que individualmente), a aprender y a disfrutar del aprendizaje (antes que a aprobar), son banderas del progresismo educativo y pedagógico, y aprendizajes considerados esenciales en el siglo XXI.

▸ Anti-innovación

Innovación implica creatividad y ésta implica libertad, flexibilidad, autonomía. El carácter rígido, vertical, controlador y uniformador de la 'revolución educativa' bloqueó, antes que alentó, la experimentación y la innovación educativas. El Ecuador de la 'revolución educativa' no consta en ninguna compilación internacional de innovaciones educativas. Las UEM, pese a ser construcciones nuevas, replicaron los patrones arquitectónicos convencionales (la escuela-hospital, la escuela-cárcel, con largos corredores y aulas alineadas). Experiencias innovadoras y alternativas, tanto en el ámbito privado como comunitario, fueron reguladas, intervenidas e incluso cerradas. Un caso connotado fue el de la escuela comunitaria alternativa trilingüe Inka Samana, en medio indígena (saraguro), con una trayectoria de 28 años, destacada en la película La Educación Prohibida e intervenida por el Ministerio de Educación.

▸ Triunfalista (a prueba de evaluación)

El triunfalismo con que el gobierno encaró la 'revolución educativa' no admitió crítica ni rectificación, creándose así un marco en el que no hay espacio ni función para la evaluación. Las decisiones sobre lo educativo se instauraron y masificaron sin pasar por procesos piloto y de experimentación. Las políticas educativas se dieron por buenas y exitosas sin necesidad de consulta o evaluación. La "evaluación" de 10 años de capacitación docente en el marco del Plan Decenal de Educación 2006-2015 se resolvió con un conteo de horas de capacitación. Lo hecho pasó a catalogarse rápidamente como referente sudamericano, latinoameriano e incluso mundial. Brillan por su ausencia evaluaciones de proceso, resultados e impacto de las políticas educativas adoptadas durante la década y una evaluación de la propia década de 'revolución educativa'. El Informe a la Nación 2007-2017 que presentó Correa al fin de su gobierno fue esencialmente un informe de actividades al igual que los informes anuales de rendición de cuentas del Ministerio de Educación, nunca socializados y menos debatidos en sociedad.

▸ Desprecia la educación como campo especializado

Las decisiones y la dirección de la 'revolución educativa', a los distintos niveles, estuvieron por lo general a cargo de personas sin formación profesional en el campo de la educación ni experiencia en el diseño, análisis y gestión de políticas educativas. El desconocimiento se hizo evidente, entre otros, en la improvisación, falta de consistencia y de pertinencia de muchas decisiones de política educativa, la equivocada priorización del gasto en muchas áreas, la ausencia de una propuesta pedagógica renovada y el manejo del discurso sobre lo educativo en el escenario público e internacional.

De los cuatro ministros de educación de la década, solo uno tenía especialidad profesional en el campo. (Cabe recordar que en Finlandia son especialistas quienes están a cargo de la educación a todos los niveles, empezando por el Ministro o Ministra).

▸ Desprecia el valor educativo del ejemplo

La 'revolución educativa' pasó por alto el valor educativo del ejemplo y, en particular, el papel educador o deseducador que tienen los dirigentes políticos. Racismo, machismo, nepotismo, fueron exhibidos abiertamente por Correa y otras altas autoridades. Los enlaces ciudadanos (conocidos como sabatinas, 523 durante la década de gobierno, transmitidos cada sábado, por todos los medios) fueron una cátedra semanal de monólogo, intolerancia y violencia.

El discurso gubernamental promovió y ensalzó la educación pública pero el Presidente y sus colaboradores mantuvieron a sus hijos en planteles privados y/o estudiando en el extranjero. El plagio del vicepresidente Jorge Glas, quien volvió a ser candidatizado y reelecto en las elecciones de febrero de 2017, dejó claro que el plagio no solo no se castiga sino que se premia en el Ecuador, negando en la práctica la retórica de la excelencia y la meritocracia.

▸ 'Revolución educativa' sin cambio de paradigma

La 'revolución educativa' no fue tal. No hubo un cambio de paradigma educativo. Se replicó e incluso reforzó y amplió el modelo educativo convencional no solo dentro del sistema educativo sino en el conjunto de la sociedad. El clima general de miedo y autocensura impregnó a todas las instituciones y a la convivencia cotidiana, anulando el desarrollo del pensamiento crítico, considerado cualidad fundamental de la educación en este siglo. Muchas de las políticas replicaron el modelo neoliberal cuestionado por la 'revolución ciudadana' y por la 'revolución educativa' específicamente. Como ya se ha dicho, el Ecuador no ha incorporado el paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida. Durante la década, tampoco hubo vinculación con las pedagogías progresistas, críticas y transformadoras, ni con el movimiento latinoamericano de Educación Popular.

▸ 'Revolución educativa' con las prioridades al revés

La 'revolución educativa' priorizó la oferta sobre la demanda, la educación superior sobre el resto de niveles del sistema, la infraestructura y las tecnologías sobre los docentes, lo urbano sobre lo rural, la competencia sobre la colaboración, la gestión sobre la pedagogía, los títulos sobre las habilidades y competencias, el arriba-abajo sobre el abajo-arriba, el afuera-adentro sobre el adentro-afuera. A nivel internacional se reitera hoy la necesidad de otras priorizaciones: (a) prioridad a la atención de la primera infancia, (b) centralidad de los docentes como factor de calidad, (c) participación de la sociedad civil y la comunidad local en la definición de las políticas educativas, (d) empezar a cambiar la educación desde el aula antes que aterrizar en ella como último paso, (e) la urgencia de la revolución pedagógica, (f) la importancia de desarrollar habilidades y competencias, (g) el desarrollo de la colaboración y el aprendizaje entre pares, (h) la educación emocional.

▸ 'Revolución educativa' sin revolución pedagógica

La 'revolución educativa' prácticamente no tocó las relaciones de enseñanza y aprendizaje, el corazón de la educación. La atención se centró en el componente administrativo y de gestión de la reforma. Desestimar la pedagogía es desestimar el valor y el papel de los docentes, y el sentido mismo de la educación. Pese a toda la inversión en infraestructura y equipamiento, el viejo modelo pedagógico (frontal, transmisor, pasivo) permaneció en gran medida incambiado. La pedagogía fue la gran olvidada.

▸ 'Revolución educativa' sin lectura

La 'revolución educativa' se desentendió de la lectura. Durante la década, no logró articularse un plan nacional de lectura. La disociación entre educación y cultura, y la disociación entre educación y lectura (considerada esta última responsabilidad del Ministerio de Cultura), contribuyó a la parálisis. Esto, en un país con grandes déficits en el campo de la lectura, ubicado por debajo de la media regional en los resultados de lectura y escritura en el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE, 2013) de la UNESCO. La lectura es aprendizaje y habilidad fundamental, de la cual depende en gran medida la posibilidad del aprendizaje permanente y el desarrollo educativo, cultural y científico de un país.

▸ Deseducador de la ciudadanía

A lo largo de la década se instalaron muchas falsas ideas sobre la educación. Mencionamos algunas: educación es equivalente a sistema educativo; la educación puede cambiarse de arriba a abajo y en poco tiempo; la insfraestructura asegura por sí sola calidad de la educación; lo importante es el acceso (independientemente de las tasas de abandono y de terminación de los niveles educativos); la competencia es algo deseable y marca de la buena educación; el desarrollo del 'talento' tiene que ver fundamentalmente con la educación superior; el buen alumno, el buen plantel, el buen profesor, pueden identificarse a través de pruebas; etc. Queda por delante una importante tarea de desaprendizaje social en torno al 'sentido común' sobre la educación instalado durante la década.

▸ Ignora la complejidad y los tiempos del cambio educativo

A mitad de la década empezó a instalarse el lema #EcuadorYaCambió como si 5 años fuesen suficientes para cambiar un país; muchos siguen hoy repitiéndolo. En medio de un fervor colectivo, la afirmación de que el Ecuador será pronto uno de los mejores sistemas educativos de la región y del planeta, empezó a ser reiterada por Correa y sus ministros de educación. En 2015 se anunció que en 2018 el Ecuador tendría uno de los mejores sistemas educativos del mundo. Luego se dijo que en 2025 tendría uno de los mejores sistemas educativos de América Latina. El desconocimiento del tema educativo y de lo que implica el cambio educativo, tanto por parte de las autoridades como del periodismo y de la sociedad, hicieron posible que estas afirmaciones pudieran ser aceptadas acríticamente e incluso creíbles. Al final, como revelaron los resultados de PISA-D (2017), el Ecuador obtuvo puntajes bajos en las tres áreas evaluadas: lectura (409 puntos, nivel 2), matemáticas (377 puntos, nivel 1a) y ciencia (399 puntos, nivel 2). (El nivel 2 es considerado básico)

▸ No es sostenible

El modelo educativo correísta fue sumamente costoso, imposible de sostener en el tiempo. Un modelo gestado y desarrollado en un período de holgura económica como la que caracterizó a buena parte de la década de 2007-2017, que no logró cumplir con las metas presupuestarias fijadas durante la década y que no es sostenible en el nuevo momento de desaceleración económica regional y alto endeudamiento como el que recibió el gobierno de Moreno. Si bien en el marco del Plan Decenal de Educación 2006-2015 se cumplió con el incremento anual de 0.50% del PIB para educación inicial, básica y bachillerato, no se llegó al 6% del PIB establecido en la Constitución y en el Plan Decenal. A 2015 se llegó con 3,93% del PIB destinado a estos tres niveles educativos.

▸ No tiene nada que ver con el Sumak Kawsay (Buen Vivir)

La 'revolución educativa' no tuvo relación con el Sumak Kawsay, paradigma de inspiración indígena, adoptado en la Constitución (2008) y en los planes de gobierno del correísmo. El sumak kawsay promueve la armonía, el equilibrio, la colaboración, el espíritu comunitario. No tiene nada que ver con la competencia, los rankings, los estándares, la homogeneización, el modelo único.

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¿Qué es una «escuela abierta a la comunidad»?



Orquesta Escuela Juvenil de San Telmo, Buenos Aires-Argentina


Una «escuela abierta a la comunidad»
es tanto una comunidad que entra a la escuela
como una escuela que sale a la comunidad.


La comunidad que entra a la escuela

Con «escuela abierta a la comunidad» suele entenderse generalmente una escuela que abre sus puertas a la comunidad. La escuela que retira o reduce muros, alentando a la comunidad local a usar sus instalaciones y equipamientos y, en versiones más avanzadas, a participar en decisiones y actividades de la escuela, incluyendo en algunos casos actividades de enseñanza y evaluación.

La escuela amurallada, con rejas y candados reales y mentales hacia el mundo exterior da paso a una escuela más cercana al medio social y natural.

«
Abrir la escuela a la comunidad» es hoy consigna no solo desde lo administrativo, lo curricular y lo pedagógico sino también desde lo arquitectónico. La moderna arquitectura escolar busca una relación más fluida - visual y física - entre el adentro y el afuera de la escuela, y asume el encuentro escuela-comunidad como elemento central en el diseño de los espacios.

«Hacer la escuela más inclusiva» es una manera de pensarlo. O «ampliar la comunidad escolar integrando a la comunidad educativa
».

Algunos ejemplos de esta apertura de la escuela a la comunidad.

- Un ejemplo clásico es la Pedagogía Salesiana con su modelo educativo integrador en el que las familias y la comunidad local se apropian de patios y otras instalaciones para organizar competencias deportivas, fiestas y todo tipo de celebraciones.

- Un ejemplo interesante fue el Community-School Programme (Programa Comunidad-Escuela) en Granada, en el Caribe: la comunidad local haciéndose cargo de la escuela los días viernes, permitiendo así que los profesores asistan ese día al programa nacional de formación docente.

- Una experiencia masiva se dio en Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez, con la instauración de las Misiones Bolivarianas; los colegios abrieron sus puertas a la comunidad para acoger a miles de jóvenes y adultos interesados en aprender por las tardes y noches.

- La escuela de «tiempo integral» o de «tiempo completo», que amplía la jornada escolar - incluye el almuerzo y acoge a los alumnos en las instalaciones escolares durante ese tiempo, participando en actividades curriculares y/o extra-curriculares - se extiende en varios países y cobró renovado auge a raíz de la pandemia del COVID-19 y el confinamiento.

La escuela que se integra a la comunidad

Otra comprensión de «escuela abierta a la comunidad» se menciona menos: la escuela que sale a la comunidad, que amplía su mirada y su accionar para participar de la vida comunitaria. Muchos llaman a esto «escuela expandida». Yo prefiero pensar en términos de la transformación de la comunidad local en una «comunidad de aprendizaje» en la que participa la escuela.

Históricamente, la cultura escolar ha desarrollado barreras a la propia noción de
«aprender fuera de la escuela». Toda clase de argumentos y normas intervienen para bloquear el contacto con el mundo «extraescolar». Directivos y profesores que abren puertas y tienden puentes enfrentan innumerables dificultades y trámites.

No obstante, los ejemplos son aquí también cada vez más numerosos. Escuelas que integran al barrio como objeto de investigación y exploración, para recorrerlo y conocerlo mejor, para participar en celebraciones y actos culturales. Elaboración de dibujos y mapas, picnics de lectura, safaris fotográficos, exposiciones y ferias, visitas a bibliotecas y a lugares históricos, entrevistas, siembra de árboles, confección de afiches y pancartas, participación en campañas, etc.

- Un ejemplo de este
«salir de la escuela a la comunidad» lo tenemos en la misma experiencia de Granada comentada antes: los días viernes, los miembros de la comunidad a cargo de la escuela empezaron a desarrollar junto con los alumnos visitas organizadas a plazas, parques, fábricas, mercados.

- Sementinha, en Brasil, es
una experiencia galardonada: un jardín de infantes itinerante para el cual el barrio entero es el aula.

- La Biblioteca Popular de Bella Vista en Córdoba, Argentina, ofrece a los moradores del barrio - niños, jóvenes, adultos - de Bella Vista no solo acceso a la biblioteca sino numerosos servicios, dentro y fuera de la biblioteca, para todas las edades e intereses, entre otros: huerto, teatro comunitario, cine, gimnasia para mujeres de la tercera edad, servicio legal, talleres de video, informática, ajedrez.

Foto: El periódic
- En Valencia, España, el Centro de Innovaciones Las Naves, del Ayuntamiento, y el colegio Santiago Apóstol del barrio del Cabanyal montaron el proyecto «Del pati al barri» (Del patio al barrio). El patio del colegio, debidamente adecuado, pasó a ser un espacio de encuentro y convivencia barrial.

Están, por supuesto, las universidades abiertas a la comunidad, comprometidas con la investigación de las problemáticas locales y con la formación de cuadros capaces de asumir el desarrollo y la transformación de sus propias comunidades; y están las que alimentan el contacto con el sistema educativo local y se ocupan de formar docentes, de orientar a estudiantes, de investigar y dar seguimiento a las problemáticas educativas de la localidad. 

La «escuela abierta a la comunidad» - tanto si se trata de un jardín de infantes como de una universidad - cumple a medias su papel si el acercamiento se da en una sola vía. La verdadera apertura se juega en el movimiento de doble vía: la comunidad que entra a la escuela y la escuela que sale a la comunidad.



Educación y violencia: estudio CEPAL-UNICEF


Las violencias en el espacio escolar, CEPAL-UNICEF, 2017

Grupo 1: Chile, Costa Rica y Uruguay (logros educativos altos, violencia baja)
Mayor gasto en educación y mayor porcentaje de jóvenes que concluyen la educación secundaria (a excepción de Uruguay que tiene menor conclusión de la secundaria), pero bajos grados de violencia (se excluye Brasil por ser un país con alto nivel de violencia). Uruguay se incluye en este grupo a pesar de los menores niveles de conclusión de la secundaria porque tiene altos niveles de inversión y baja violencia, además de condiciones similares de desarrollo y tamaño con respecto a los otros dos países del grupo.

Grupo 2: Argentina, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana (logros educativos medios, violencia baja)
Menores niveles de gasto público en educación pero alto porcentaje de jóvenes concluye la educación secundaria. En general, los niveles de violencia no son excesivos.

Grupo 3: Brasil, Colombia, Ecuador y México (logros educativos medios, violencia alta)
Niveles medios y altos de conclusión de la secundaria, pero también niveles altos de violencia (con una tasa de homicidios mayor a 18/100.000 habitantes).

Grupo 4: Guatemala, Honduras y Nicaragua (logros educativos bajos, violencia alta)
Países con el menor gasto en educación y el menor porcentaje de jóvenes que concluyen la educación secundaria. Además Guatemala y Honduras tienen altos índices de violencia a nivel nacional y Nicaragua alcanza niveles medios. 

En estos cuatro grupos organizan CEPAL y UNICEF a los 15 países latinoamericanos incluidos en este estudio sobre violencia y educación: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Paraguay, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. Son los países que participaron en el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), realizado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO y aplicado en 2013 a estudiantes de primaria de 3o y 6o grado en cuatro áreas: matemáticas, lectura, escritura y ciencias (solo 6o grado).

Esta agrupación de países tiene en cuenta: a) el porcentaje de gasto público en educación en relación al PIB, b) el porcentaje de jóvenes de 20 a 24 años que concluyen la educación secundaria, y c) la tasa de homicidios, destacándose a los países con un contexto nacional más violento (tasas por sobre 18 por 100.000 habitantes). El propósito de esta agrupación fue "establecer contextos nacionales similares, de ese modo no se comparan situaciones muy disímiles y heterogéneas, que es lo que ocurre a nivel de promedios regionales".

- El porcentaje de gasto público en educación en relación al PIB es un indicador clásico que refleja el interés en la educación.

- Se decidió utilizar el indicador de terminación de la educación secundaria - pese a que el TERCE se aplicó en la educación primaria - puesto que "es en este nivel donde se encuentran mayores diferencias de logros educativos entre los países. Es decir, las diferencias en la secundaria son una señal del nivel de desarrollo educativo del país".

- La tasa nacional de homicidios se consideró relevante para ubicar la violencia escolar en el contexto más amplio de la violencia en cada país.

El estudio de CEPAL-UNICEF aprovechó la información recogida en el TERCE a través de cuestionarios de contexto aplicados a los estudiantes, sus familias, docentes y directores, en este caso en torno a la violencia escolar, a fin de profundizar en su análisis.

"Los resultados generales de esta medición confirman que en la mayoría de los países (10 de 15) los ambientes de mayor violencia en el entorno de la escuela constituyen uno de los factores asociados a un menor rendimiento académico entre los estudiantes (medido a partir de los puntajes obtenidos en la prueba TERCE)".

El Resumen del estudio destaca (mis negritas):
"El análisis de la información de resultados educativos del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) del año 2013 confirma que la violencia escolar se extiende a las instituciones educativas de manera generalizada y afecta a niños y niñas de todas las clases y grupos sociales, entorpeciendo sus procesos de aprendizaje. El tipo de violencia más relevante en relación con los puntajes en la prueba TERCE y en la mayor cantidad de países es aquel percibido por los estudiantes a nivel promedio de la escuela como aulas de ambiente violento. Ello remite a espacios escolares con baja capacidad de gestión de las relaciones interpersonales, lo que afecta negativamente la convivencia y los procesos de enseñanza en la sala de clases.

Si bien la violencia es extendida, en las distintas poblaciones de la comunidad educativa son diversas formas de violencias las que se perciben con diferente grado de intensidad. Por ejemplo, los datos mostraron que los y las estudiantes de poblaciones discriminadas o que sufren de otros procesos de exclusión, como los inmigrantes, indígenas, estudiantes en situación de trabajo infantil y aquellos que pertenecen a hogares de menor nivel socioeconómico, perciben mayores niveles de agresión entre pares al interior de las escuelas. Visibilizar las diferencias en los tipos y magnitudes de la violencia escolar facilita el diseño de medidas más efectivas y permite romper con círculos de exclusión".

La violencia escolar, en definitiva, es expresión de la violencia general en una sociedad y es una más de las expresiones de la inequidad y la discriminación social. No se puede hablar de educación de calidad en sistemas educativos, planteles y ambientes de enseñanza y aprendizaje en los que prevalecen la violencia y el miedo. Combatir la violencia en el medio escolar implica combatirla también fuera de éste y más allá de los ámbitos educativos, enfrentando las causas y manifestaciones de la cultura violenta.

Para saber más
-
Daniela Trucco y Pamela Inostroza, Las violencias en el escpacio escolar, CEPAL/UNICEF, Santiago, 2017
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/41068/S1700122_es.pdf?sequence=4

¿Qué es enseñar? - Entrevista con Paulo Freire


 

"A través del diálogo se opera la superación de la que resulta un nuevo término: no ya educador del educando, no ya educando del educador, sino educador-educando con educando-educador. De este modo, el educador ya no es solo el que educa sino aquel que, en tanto educa, es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa.

Así, ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual 'los argumentos de la autoridad' ya no rigen. Proceso en el que ser funcionalmente autoridad requiere el estar siendo con las libertades y no contra ellas.

Ahora ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo. Los hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador". (Pedagogía del Oprimido, Siglo XXI Editores, p. 86).


Esta es posiblemente la cita más difundida y conocida de Paulo Freire. Especialmente el último párrafo, que suele aparecer solo, suelto. Y es en torno a esta cita que Freire ha sido largamente asociado a una educación no-directiva, en la que "nadie educa a nadie".

La cita fue bienvenida y adoptada por miles de educadores y pedagogos que vieron en ella un estandarte contra la educación convencional, centrada en la figura protagónica del educador y en el punto de vista de la enseñanza. No obstante, el riesgo fue esta vez el del clásico péndulo: pasar de la crítica a la educación vertical y autoritaria al culto a una educación horizontal y democrática que niega y anula toda posible directividad en la enseñanza.

La cita de Freire ha cobijado o reforzado, por muchos años, un populismo pedagógico que concibe la intervención del educador, cualquiera que ésta sea, como una marca autoritaria y como una prueba incontestable de lo que Freire llamó
«educación bancaria» .

Este fue, por ello, uno de los temas críticos que decidí abordar con Paulo Freire en una larga entrevista que le hice en agosto de 1985, en Sao Paulo. La entrevista fue publicada bajo la forma de un libro y ampliamente difundida en América Latina (Educación Popular: Un encuentro con Paulo Freire, CECCA-CEDECO/Fundación Fernando Velasco, Quito, 1986; Edições Loyola, Sao Paulo, 1987; Tarea, Lima, 1988; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988).



Transcribo a continuación este punto de la entrevista. En ella, Freire reafirma la directividad de la educación, diferenciando directividad y autoritarismo.

¿Qué es enseñar? - Entrevista con Paulo Freire

Rosa María Torres: Me parece importante volver sobre el tema de la no-directividad de la educación y, en ese contexto, sobre el papel del educador. Lo digo porque en el marco de la Educación Popular - tanto a nivel de los teóricos como de los grupos de base - viene dándose una tendencia fuerte y generalizada a concebir la relación educativa entre educadores y educandos como una relación horizontal, "entre iguales", en la que, finalmente, nadie enseña a nadie.

Es corriente encontrar en materiales de capacitación, en talleres, en seminarios, advertencias insistentes en este sentido. Textualmente se orienta en muchos casos al alfabetizador, al educador o al capacitador a que su papel debe limitarse a coordinar la discusión, a hacer síntesis, a motivar la participación del grupo, a hacer preguntas y, en el mejor de los casos, a dar su opinión. A tal punto ha llegado a extenderse esta visión que varios autores caracterizan a la Educación Popular, entre otras cosas, por la eliminación del rol del maestro. Y es este punto, justamente, el que suele encontrar mayor rechazo y mayores resistencias entre los educandos. 

Dado que esta relación horizontal entre educadores y educandos suele asociarse a Paulo Freire y su crítica a la 'educación bancaria', quisiera pedirte que desarrollaras este punto. 

Paulo Freire: El educador que dice que es igual a sus educandos, o es demagógico o miente o es incompetente. El educador es obviamente diferente, de otra manera no reconocería al educando. Si fueran los dos la misma cosa, no habría manera de identificarlos. Creo que éste es un punto fundamental.

En segundo lugar, toda educación es directiva. Por tanto, no existe una educación no-directiva, y esto ya está dicho en la Pedagogía del Oprimido.

Toda educación tiene un momento que yo llamo inductivo, que implica la toma de responsabilidad del educador. La gran diferencia que hay entre un educador autoritario y un educador radicalmente democrático está en que este momento inductivo, para el educador autoritario, jamás acaba. El empieza y termina inductivamente. El toma las decisiones completamente, constantemente. En cambio, un educador democrático ciertamente incide, pero intenta, durante la práctica, transformar la inducción en compañerismo.

Compañerismo no significa ser iguales. El hecho de que el educador revolucionario se haga compañero de sus educandos no significa que renuncie a la responsabilidad que tiene, incluso de comandar, en muchos momentos, la práctica. El educador tiene que enseñar. No es posible dejar la práctica de la enseñanza librada al azar.

En Estados Unidos, donde acabo de estar en un seminario, hay una preocupación muy grande con lo que ellos llaman el facilitador. Yo siempre digo, y lo acabo de decir allá: "Yo no soy facilitador de ninguna cosa. Yo soy profesor. Yo enseño".

Ahora: la cuestión es saber qué es enseñar. La cuestión es saber si el acto de enseñar termina en sí mismo o si, por el contrario, el acto de enseñar es solo un momento fundamental de aprender. Dialécticamente, es esto. Y, sin embargo, hay algunos que se piensan dialécticos pero que dicotomizan enseñar y aprender. No es posible hacer esta dicotomía entre enseñar y aprender porque es aprendiendo que yo enseño y es enseñando que yo aprendo. Esto no significa de ninguna manera disminuir, castrar,  negar el deber y el derecho que tiene el educador de enseñar.

Pero entonces, ¿qué es enseñar? ¿Será que enseñar es transmitir conocimientos? Yo digo que no. El conocimiento no se transmite; el conocimiento se hace, se rehace a través de la acción transformadora de lo real y a través de la comprensión crítica de la transformación que se ha dado antes o que se puede dar mañana. Este es el momento de la abstracción en el acto de conocimiento. El equívoco de los educadores autoritarios es pensar que los contenidos de la educación pueden ser transformados en montones de sabiduría apaciguada, inutilizada, que es transferida como ladrillos a los educandos.

Para mí, enseñar es desfiar a los educandos a que piensen su práctica desde la práctica social, y con ellos, en búsqueda de esta comprensión, estudiar rigurosamente la teoría de la práctica. Esto significa que enseñar tiene que ver con la unidad dialéctica práctica-teoría. Unidad dialéctica que casi nunca sabemos hacer porque en el fondo hacemos una oposición entre práctica y teoría, cuando lo que sucede es que práctica y teoría constituyen una unidad contradictoria. Esto está en Marx, no es invención mía. Yo simplemente, arrogantemente si se quiere, concuerdo con Marx.

En nombre de la necesidad de transferir los contenidos que consideramos indispensables, lo que hacemos es olvidar la unidad entre la práctica y la teoría, la cual podría ser desarrollada a través de la propia comprensión teórica de la práctica que tienen los educandos. Este proceso de búsqueda de esta unidad exigiría del educador competente, a cada paso, la iluminación teórica de los contenidos.

Tú, al hacerme esta pregunta, planteas una cosa interesante que he oído muchas veces en India, en Africa, en Estocolmo, en París, en Londres, en Norteamérica y en América Latina y, concretamente, en Brasil. De cuando en cuando jóvenes profesores se acercan y me dicen: Paulo, todo lo que dices está muy bien pero lo que pasa es que al pretender no una postura de igual a igual sino una postura respetuosa de la capacidad de pensar del educando, estás evadiendo la cuestión de que yo estoy aquí para aprender y tú para enseñar.

Obviamente que cuando el educando dice esto está reproduciendo la ideología dominante sobre el saber. Esta ideología tiene que ver con la dicotomía que hace la clase dominante entre su saber - que es riguroso, serio, cientifico - y la sabiduría popular - que es incapaz, que no es rigurosa, que no es unitaria, que no está cohesionada. Esto se reproduce en la ideología de los educandos. Esta dicotomía también es autoritaria, pues trabaja en favor de la concepción de la ideología autoritaria.

Mi respuesta a estos jóvenes profesores es la siguiente: Yo reconozco que la realidad es ésta, no solamente porque leí a Marx sino porque viví. Sé que las ideas dominantes de una sociedad en un cierto momento son las ideas de las clases dominantes, y que todo el armazón ideoloógico se genera en las condiciones materiales concretas de producción de la sociedad. Pero, aún sabiendo esto, yo también sé que la conciencia individual y social que se gesta y reproduce en estas condiciones materiales no es un puro reflejo de las condiciones materiales, porque la conciencia es, además de reflejo, reflexiva sobre las condiciones que la hacen reflejo. Si no es así, tampoco puede entenderse la dialéctica, porque entonces habría que esperar que las condiciones materiales cambiaran por sí solas. Entonces, es el propio ímpetu revolucionario el que nos lleva realistamente a plantear la lucha por la transformación y contra las condiciones existentes. Hace falta simplemente el buen sentido de saber que la revolución no se hace desde la cabeza de los líderes pues esto sería idealismo prehegeliano, sería puro voluntarismo.

Estos comentarios son solamente para decir que si bien podemos reconocer que las condiciones de partida son éstas, es preciso por eso mismo luchar contra ellas.  Y para eso los educadores deben ser o hacerse competentes. La competencia científica, la competencia técnica y filosófica es absolutamente indispensable en la lucha por la transformación de la educación.

A los jóvenes profesores les digo siempre: Mira, cuando un muchacho te dice que eres un incompetente, que estás tergiversando el rol del maestro pues tú estás para enseñar y él para aprender, tu podrías reconocer efectivamente que estás para enseñar y él para aprender, pero agregar: Está bien. Tú me dices que yo soy incompetente, pero yo te haría dos preguntas: ¿qué es enseñar y qué es aprender?. y ¿qué es competencia?. Y ahí vas a tener la oportunidad de discutir incluso la naturaleza ideológica que está detrás del concepto de competencia. Porque esa naturaleza ideológica de la competencia tiene mucho que ver con los intereses de las clases dominantes. Para éstas, competentes son las clases dominantes e incompetentes son las clases dominadas. Y dado que esta ideología autoritaria se reproduce también a nivel de los educandos, tú como educador tienes que plantear a los educandos desafíos de esta naturaleza y encauzarlos.

Claro que tú no puedes echar al educando de la clase si no está de acuedo, porque en ese caso tu autoridad seria autoritaria. Es preciso recordar que hay una dimensión pasiva en el autoritarismo. Es el caso del educando que demanda al educador ser autoritario con relacion al acto de conocer. Pero tú no tienes que caer en esa trampa. Lo que puedes hacer frente a ese planteo es decir: Muy bien, voy a aprovechar y dar una clase sobre lo que es la ideología autoritaria, sobre lo que es la reproducción ideológica. Y das la clase seriamente, competentemente.

Lo que está sucediendo es un equívoco funesto. Estamos bailando en el mundo de los conceptos y estos conceptos se distancian cada vez más de los objetos concretos cuya comprensión deberían mediar. Así, en lugar de acercar esa mediación, caemos en el afinamiento de los conceptos antes que en una búsqueda de comprensión de lo concreto. Esto no es conocer y es contra esto que estoy y voy a seguir estando, pues estoy convencido de que estoy en lo cierto.

Lo que pasa en educación es que casi siempre engullimos contenidos. Pero hay que hacer más que eso. Hay que conocer. Si yo fuera responsable de un Ministerio, entregaría mi vida, sin ninguna dimensión idealista sino profundamente dialéctica a trabajar todos los fines de semana con los educadores, desde los niveles más bajos hasta los mas altos, sobre la cuestion de qué es conocer, qué es crear, qué es la producción del conocimiento, cómo se puede invitar a conocer sin ser paternalista, sin ser espontaneísta pero, al mismo tiempo, sin ser autoritario. El problema no es transferir paquetes de conocimientos a ser memorizados.

Para mí, solo hay conocimiento cuando se aprehende el objeto. Cuando tú aprehendes el objeto, necesariamente memorizas el objeto aprehendido. Lo que no puedes hacer es memorizar en vez de aprenhender. Y es esto precisamente lo que hace la escuela tradicional. Los niños son obligados a repetir. Hay una extraña epistemología según la cual es la repetición de la descripción del concepto lo que da conocimiento, cuando en verdad lo que da conocimiento es la aprehensión de lo real, que no está dicotomizado del concepto.

* Texto reproducido en Bloghemia, 29 enero 2023
https://www.bloghemia.com/2023/01/que-es-ensenar-por-paulo-freire.html

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